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NBA Finals 2025: Thunder y Pacers, modelos exitosos de bajo costo

El Thunder y los Pacers, equipos sin impuesto al lujo, se medirán en las Finales de la NBA que arrancan el jueves.


La construcción de un equipo contendiente en la NBA nunca fue una tarea sencilla. Especialmente en los tiempos que corren.

A la hora de emprender la tarea, generalmente uno se enfoca en tratar de encontrar una combinación de nombres que, por características de juego, puedan complementarse dentro de la cancha y que logren conformar un equipo con todas las letras. Pero el trabajo de los gerentes generales suele ser mucho más complejo que ello.

¿Hay que contratar a la mayor cantidad de estrellas posibles? ¿Es mejor asegurar un plantel que garantice una rotación larga en todas sus posiciones y limitar el número de megaestrellas? ¿Hay que estar dispuestos a pagar impuesto al lujo, o incluso superar la primera o segunda plataforma del convenio salarial vigente, para llegar al menos a disputar la final?

Estas son algunas de las preguntas que cada franquicia debe abordar a la hora de establecer un rumbo a seguir. Y por lo mostrado por los Indiana Pacers y el Oklahoma City Thunder, las dos franquicias tenían bien establecido el norte al que apuntaban: ser eficientes tanto a la hora de elegir como de gastar. La final, que comenzará el próximo jueves 5 de junio, será la primera en que ninguno de los dos equipos que la disputen tenga la obligación de pagar impuesto al lujo desde que se implementó esta medida.

Los Pacers, con una nómina de 169.1 millones de dólares en salarios, quedaron 1.7 millones por debajo de la línea del impuesto. El Thunder, por su parte, gastó 165.6 millones de dólares en salarios, unos 5.2 millones de dólares por debajo del límite.

Muchos coincidirán en que éste debería ser el modelo a seguir por los 30 equipos de la NBA. Sin embargo, las políticas implementadas en el nuevo convenio colectivo de trabajo hacen de este objetivo una tarea al menos difícil para algunos y hasta imposible para otros.

Tal como lo comentaba en su última columna Bruno Altieri, ni OKC ni Indiana son equipos que necesitan tener superhéroes en sus planteles. Por el contrario, se potencian con tener planteles largos, con diferentes variantes, que hagan de la solidez y el trabajo en conjunto en ambos lados de la cancha, su carnet de identidad.

Obviamente que tienen líderes y escuderos, así como talento en cada una de las posiciones. Pero lo que les sobra es disciplina táctica, versatilidad para hacer ajustes y estrategas en el cuerpo técnico que sepan leer el juego y decidir qué es lo que más les conviene para explotar las debilidades del contrario.


El caso del Thunder

Analizando el caso del OKC Thunder, hay que decir que es el único equipo en la historia que ha conseguido 4 victorias por 30 o más puntos en una temporada de playoffs. Pero no es el único dato interesante: son la cuarta mejor defensa en estos playoffs permitiendo a sus rivales un promedio de 106.3 puntos y la tercera mejor ofensiva con 117.1.

Las buenas estadísticas se amplían al hecho de que en estos playoffs están en el top 5 en puntos (5º), efectividad en tiros de cancha (2º), rebotes (4º), tapones (4º), asistencias (3º) y robos (1º).

¿Cómo fue posible alcanzar este logro? Con un modelo sostenido en el tiempo y con un trabajo en equipo entre el vicepresidente ejecutivo y gerente general, Sam Presti, con el cuerpo técnico encabezado por Mark Daigneault.

Tras tener que reconstruir el equipo luego de que Paul George y Russell Westbrook salieran del mismo, Presti fue capaz de acumular talento vía cambios, agencia libre y draft.

Shai Gilgeous-Alexander y Alex Caruso llegaron por intercambios, Isaiah Hartenstein como fichaje en la agencia libre, mientras que Chet Holmgren, Jalen Williams, Jaylin Williams, y Aaron Wiggins fueron selecciones de draft. Además, hay que agregarle que sumaron el talento de Luguentz Dort y Cason Wallace.

Todo ello, sin descuidar tener flexibilidad con el tema salarial y explotando al máximo la habilidad de sumar selecciones de draft futuras.

Sin duda, un trabajo titánico, metódico y silencioso que está dando sus frutos en esta temporada luego de haber avisado en la 2023/24 que venían pidiendo pista.

En la actualidad, son el mejor equipo de la NBA apoyados en una temporada regular de 68 victorias y solo 14 derrotas que se consolidó en estos playoffs tras barrer 4-0 a Memphis Grizzlies; 4 -3 a Denver Nuggets y 4 -1 a Minnesota Timberwolves.

Y por qué no, el gran favorito para ganar por primera vez el trofeo Larry O’Brien.


El caso de los Pacers

Si el trabajo de OKC fue metódico y silencioso, el de Indiana puede catalogarse con las mismas características. Desde la llegada de Rick Carlisle al puesto de entrenador, su comunión con el gerente general, Chad Buchanan, ha jugado en favor del equipo.

Tyrese Haliburton y Pascal Siakam, sus dos mejores jugadores, llegaron vía cambio desde Sacramento Kings y Toronto Raptors, respectivamente. También jugadores como T.J. McConnell, Aaron Nesmith, Ben Sheppard y Obi Toppin. En los últimos drafts encontraron buenos jugadores de rol como Andrew Nembhard, Bennedict Mathurin y Thomas Bryant, mientras sumaron a Tony Bradley procedente de la G-League.

El resultado fue similar al de OKC: un plantel largo, con variantes, con salarios que le permiten tener flexibilidad financiera y no tener que pagar impuesto al lujo.

Y los resultados positivos también se reflejaron en la cancha. En estos playoffs, los Pacers no solo han mandado a casa a los Milwaukee Bucks (4-1), Cleveland Cavaliers (4-1) y New York Knicks (4-2), sino que están en el top 5 de tapones (4º) puntos (2º) y en el primer lugar de porcentaje en tiros de cancha, efectividad en triples y en asistencias. Casi nada.

La última final que disputaron fue en el 2000 contra los Lakers de Kobe y Shaq, equipo que los dejó a las puertas del cielo tras derrotarlos 4 a 2. Larry Bird era su entrenador y un tal Rick Carlisle su asistente principal. Quizás ahora, Carlisle pueda tomarse revancha.


Desde que se implementó el impuesto al lujo para aquellos equipos que sobrepasaban el tope salarial, al menos uno de los dos finalistas (si no los dos) fueron equipos que tuvieron la obligación de cumplir con esta regla. Las únicas excepciones se dieron en el 2002 y 2005 cuando no se aplicó esta normativa.

La historia también indica que 26 de los últimos 44 finalistas desde que se aplicó el impuesto al lujo, fueron equipos que tuvieron que pagarlo. Y 16 de los últimos 22 campeones de la NBA, también tuvieron que hacerlo.

Sin embargo, no todo es para siempre. Cuando parecía que esta tendencia estaba por convertirse en ley o, al menos, en un requisito para poder tener la posibilidad de ganar un título, Oklahoma City Thunder e Indiana Pacers vienen a dar por tierra con esta teoría.

Lo lograron con un método de trabajo a largo plazo, con la idea de crear un equipo focalizado en el juego de conjunto más que en la suma de individualidades, en jugar un baloncesto de alta calidad y aprovechando al máximo los recursos económicos sin derrochar dinero con tal de conseguir el objetivo.

Dicho de otra manera, conformar un equipo exitoso con la política de las tres B: bueno, bonito y barato.

¡Qué gane el mejor!